"Los días más felices de nuestra infancia son
aquellos en que nuestros padres (o nuestros abuelos, hermanos o amigos) nos
hicieron felices. Incluso cuando nos parece que nos hizo feliz un tren
eléctrico, si miramos mejor siempre hay personas detrás: los padres que nos lo
entregaron con una sonrisa o un elogio, el hermano con el que compartimos (no
siempre de buen grado) el tren...
Éramos hijos y ahora somos padres. Han pasado tantos años, pero tan poco tiempo, que a veces nos sorprendemos con los papeles cambiados. De pronto vemos nuestra propia infancia y a nuestros padres con una nueva luz. Miramos a nuestros hijos y nos preguntamos qué día, qué frase, qué aventura quedarán grabadas en su memoria para siempre; qué dolores quedarán clavados en su alma y qué alegrías guardará como un tesoro."
Éramos hijos y ahora somos padres. Han pasado tantos años, pero tan poco tiempo, que a veces nos sorprendemos con los papeles cambiados. De pronto vemos nuestra propia infancia y a nuestros padres con una nueva luz. Miramos a nuestros hijos y nos preguntamos qué día, qué frase, qué aventura quedarán grabadas en su memoria para siempre; qué dolores quedarán clavados en su alma y qué alegrías guardará como un tesoro."
Cualquier comentario es innecesario... así termina el libro...
Febrero 2013
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