Paul Auster dice de Don DeLillo que nadie escribe mejor que él. Estar de acuerdo con esta afirmación es para mí imposible. Primero porque se basa en un hecho comparativo (creo que sí se puede decir: estos son los 20 mejores escritores actuales en lengua inglesa, o bien, está entre los mejores escritores norteamericanos actuales... decir que es el mejor queda fuera de lo que considero demostrable) segundo, porque no conozco a fondo ni su obra, ni la de otros escritores que le pudieran hacer sombra (es el primer libro de DeLillo que leo) y tercero porque leo una traducción (no el original en inglés con lo que eso conlleva)Sin embargo, lo que sí puedo afirmar es que estoy ante un autor verdaderamente potente y actual. Potente en la creación puramente literaria marcada por un brutal dominio técnico; y actual en cuanto a la temática y la manera de contextualizarla, ya que parece recoger cachos de vidas reales y próximas de una sociedad que fagocita.
Comentar este libro de relatos de manera global puede ser un engaño, puesto que fueron escritos entre 1979 y 2011; y cada uno de ellos debería ser comentado en solitario para llegar al final a formular una "teoría" unitaria.
Sin embargo, ya que este blog tiene su base en las impresiones y no pretendo nada más que dejarlas por escrito para mí y compartirlas con aquel que pueda tener interés, de momento dejo el conjunto a parte y me centro en un relato en concreto: La hoz y el martillo de 2011.
Es este un relato ambientado en una cárcel muy exclusiva (imaginaria pero que no estaría mal que existiera) formada por "delincuentes fiscales, delincuentes por impago de pensiones alimenticias, por abuso de información privilegiada, perjuros, criminales de fondos especulativos, por fraude postal, por fraude hipotecario, por fraude bursátil, por fraude contable, por obstrucción de la justicia."
Relato inquietante en la que mezclan el mundo extramuros y la realidad de la privación de la libertad, los pensamientos individuales con las actitudes colectivas y capitalistas. En cierto modo relato denuncia de los culpables pero también del mundo que hace culpables o posibilita la culpabilidad "la ocasión hizo al ladrón". Un relato inacabado, como varios de este libro, que deja una puerta abierta al relleno del lector, a la inclusión de su propio mundo y realidad en la enmarañada y cruel época que se dice nos ha tocado vivir.
Tras terminar la lectura de este y el resto de relatos tengo la sensación que no he digerido bien el conjunto, que me ha quedado mucho por entender e interpretar, creo que éste será uno de aquellos libros que vuelva a leer al cabo de unos meses, seguramente años, con el poso de otras obras de DeLillo ya leídas, presentes o futuras.
Dejo, en consecuencia, este comentario inacabado y extraño como los astronautas en órbita de "Momentos humanos de la Tercera Guerra Mundial", atrapado en esta isla como la pareja de "Creación", iluminado y sorprendido como las monjas de "El ángel Esmeralda"...
Enero 2013
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